Aceite: definición, tipos y aplicaciones

El petróleo es un combustible fósil natural. Se encuentra en formaciones rocosas bajo tierra. Se compone de varios tipos diferentes de hidrocarburos, incluidos azufre, nitrógeno y carbono. Estas sustancias se separan y se refinan en productos de petróleo, como lubricantes, gasolina y diesel.

El aceite que usamos hoy se formó hace millones de años. En ese momento, los organismos muertos dominaron el entorno de la Tierra. Algunos restos de plantas y animales se convirtieron lentamente en aceite a calor intenso. Sin embargo, un poco de aceite quedó atrapado debajo de capas de roca impermeable.

El aceite también se clasifica de acuerdo con el tipo de hidrocarburo que contiene. La mayoría de los aceites son líquidos a temperatura ambiente. Otras formas de aceite, como el alquitrán, son semisólidas.

El petróleo crudo, que puede ser crudo o refinado, es una mezcla de hidrocarburos líquidos volátiles. Los elementos en el aceite forman estructuras moleculares complejas. Cuando se quema el aceite, libera dióxido de carbono y otras toxinas. Esas toxinas pueden ser perjudiciales para los humanos y el medio ambiente.

El aceite se puede extraer de depósitos naturales. Por lo general, se transporta a través de barcazas, tanques y trenes. Durante el transporte, los derrames pueden ser difíciles de limpiar.

El aceite se utiliza para una amplia gama de propósitos, desde cocinar hasta maquinaria lubricante. De hecho, puede ser un activo valioso para los inversores. Si bien no suele ser soluble en agua, se puede filtrar y destilarse.

Varios productos químicos se derivan del petróleo, incluido el benceno, que es un componente popular en la industria petroquímica. Además, el aceite se puede clasificar como vegetales, animales o petroquímicos. Los aceites orgánicos pueden contener proteínas, ceras y alcaloides.